miércoles, 20 de abril de 2011

Las TIC en la escuela

“El avance de las NTIC contribuyó de un modo decisivo para poner en evidencia la crisis de la escuela”
Entrevista a Paula Sibilia
Argentina, reside en Brasil y es profesora de Comunicación, Universidad Federal Fluminense. Autora de El hombre postorgánico: cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales (2005) y La intimidad como espectáculo (2008).
El 2 de mayo, en el marco del Encuentro de Educación, Comunicación, Información y el Libro estará al frente de la conferencia La escuela en un mundo hiperconectado: ¿redes en vez de muros?
— Paula, usted estará en el día de apertura del Encuentro de Educación, ¿qué tópicos recorrerá en su presentación?
Mi intención es poner en discusión las condiciones que llevaron a la crisis de la escuela, a partir de una perspectiva histórica o “genealógica”, que permita enfocar especialmente la propuesta original de esa institución típicamente moderna. Esa función prioritaria era la producción de ciertos tipos de cuerpos y subjetividades, construidos -con cotidiana minuciosidad y bajo una serie de reglas muy bien estructuradas- para que fueran útiles y productivos en determinado tipo de sociedad. Ese proyecto tenía, por tanto, un fuerte e indudable sentido histórico. Lo que esta perspectiva permite pensar es que las condiciones que determinaron la invención de la escuela han cambiado. Por eso, no sorprende constatar que los cuerpos y subjetividades de los niños y jóvenes de hoy en día son “incompatibles” con las tecnologías escolares. Sin embargo, esta constatación abre muchas más preguntas que respuestas, y yo creo que ambas son igualmente urgentes.
— La inserción de las NTIC es imparable en la sociedad, ¿cómo deben implementarse en la educación?
Ésa es una pregunta que para mí todavía no tiene respuestas claras, pero creo que es importantísimo debatir esa cuestión para intentar formularla de la mejor manera posible. Se trata de uno de los interrogantes más fundamentales del momento, que deberemos resolver con cierta urgencia y de cuya respuesta dependerá nuestro futuro como sociedad. Una duda que merece ser indagada es que, quizás, no haya integración posible entre las nuevas tecnologías de comunicación y la institución escolar. Tal vez los cambios que están cristalizando actualmente en nuestra cultura, potencializados por la diseminación de los dispositivos digitales de comunicación e información, sean tan profundos que imposibiliten la continuidad de las estructuras sociales más antiguas que heredamos del proyecto moderno original, como es el caso del colegio. Quizás la transformación que todo esto implica lleve a reformular la educación de un modo tan radical que pondrá en jaque a la escuela, de un modo todavía más profundo que la crisis que hemos visto hasta ahora. Por eso me interesa tanto pensar esta cuestión, y discutirla con quienes están más directamente involucrados en esos procesos, sobre todo los maestros y los alumnos.
— Las generaciones nativas de internet manejan estas herramientas con facilidad, en cambio las anteriores tienen mayores dificultades y deben “aprender” a utilizarlas. ¿Cómo cambia esto la figura del educador?, ¿qué estrategias recomienda utilizar a los educadores ante este cambio?
No tengo recomendaciones de estrategias concretas para los educadores en lo que se refiere al uso de las nuevas herramientas; en cambio, subrayaría la necesidad de pensar por qué todo esto está sucediendo, cuáles son exactamente esas diferencias generacionales y por qué se han pronunciado en los últimos años. Creo que a partir de esas reflexiones podrían surgir pistas para entender de un modo más profundo qué es lo que está ocurriendo; y, a partir de esa comprensión, esbozar estrategias de acción más amplias y contundentes para dominar la nueva situación.
— Para usted, ¿las redes sociales reconfiguran el esquema tradicional de la comunicación?
Creo que el auge actual de las redes sociales constituye un indicio de que ciertas cosas han cambiado bastante en nuestra cultura. Esas transformaciones afectan a las maneras de relacionarnos unos con otros, con el tiempo y el espacio, con el trabajo y los demás ámbitos de la existencia, y también con nosotros mismos. De modo que los nuevos usos de las redes de comunicación evidencian cambios no sólo en la esfera de la sociabilidad sino también en el plano más básico de la subjetividad: ya no somos como solíamos ser. Eso significa que los sujetos del siglo XXI se construyen a sí mismos y juzgan a los demás de otras maneras, priorizando otros valores y características, cada vez más distantes de aquellos que eran privilegiados en el siglo XIX y buena parte del XX. Esto se nota especialmente entre los niños y jóvenes, pero no solamente entre ellos, y tampoco únicamente en función de las nuevas tecnologías, aunque estos dispositivos puedan ayudarnos a comprender mejor en qué consisten dichas transformaciones.
- El avance de las NTIC genera múltiples consecuencias, ¿cuáles considera que son las más importantes?
Lo que más me interesa de ese avance es que contribuyó de un modo decisivo para poner en evidencia la crisis de la escuela, aunque está claro que no lo ha provocado. El origen de ese derrumbe es anterior y sus motivos son mucho más complejos, múltiples e inclusive contradictorios, pues abarcan diversos factores no sólo técnicos sino también socioculturales, políticos y económicos que empezaron a desencadenarse en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la veloz popularización de los aparatos de comunicación móvil durante la última década ha revelado la pérdida de eficacia de las “instituciones de confinamiento”, que tuvieron su auge durante los siglos XIX y XX, entre las cuales la escuela ocupaba un lugar privilegiado. Es probable que el ambiguo placer de la conexión permanente y la necesidad de construirse a sí mismo como un personaje visible, todo eso propulsado por el espíritu empresarial y el “culto a la performance” que movilizan al mundo contemporáneo, estén desafiando de un modo irreversible a los anticuados mecanismos de encierro, con sus normas estrictas o sus usos rigurosos del tiempo y del espacio. Por eso, la pregunta por el futuro de la escuela es primordial si queremos comprender hacia dónde nos dirigimos como sociedad.
— Durante la Feria del Libro de Buenos Aires de 2008 presentó La intimidad como espectáculo, ¿cómo recuerda aquella visita?
En esa ocasión presenté algunos de los argumentos desarrollados en mi libro La intimidad como espectáculo, con la intención de reflexionar sobre el intenso deseo de visibilidad y celebridad que caracteriza a la sociedad contemporánea. Las discusiones fueron muy interesantes y, a partir de ese momento, me he concentrado en investigar algunos desdoblamientos de esa problemática, presentes de modo embrionario en aquel ensayo. Uno de los ejes principales de esas cuestiones que me siguen preocupando se refiere a los tipos de cuerpos y subjetividades que se construyen actualmente, destacando el papel de los medios de comunicación en dichas transformaciones, especialmente de las tecnologías digitales que permiten la conexión permanente e interactiva de un modo cada vez más “naturalizado” en nuestra cultura.

Las mil bolitas...

Cuanto más envejezco, más disfruto de las mañanas del sábado.
Tal vez es la quieta soledad que viene por ser el primero en levantarse o quizá el increíble gozo de no tener que ir al trabajo...
De todas maneras, las primeras horas de un sábado son en extremo deliciosas.
Hace unas cuantas semanas, me dirigía hacia mi equipo de radio-aficionado, con una humeante taza de café en una mano y el periódico en la otra.
Lo que comenzó como una típica mañana de sábado, se convirtió en una de esas lecciones que la vida parece darnos de vez en cuando... Déjenme contarles:
Sintonicé mi equipo de radio en banda de 20 metros, para entrar en una red de intercambio de sábado en la mañana.
Después de un rato, me topé con un colega que sonaba un tanto mayor.
Él le estaba diciendo a su interlocutor, algo acerca de "unas mil bolitas".
Quedé intrigado y me detuve para escuchar con atención:
- Bueno, Tomás, -decía- de veras que parece que estás ocupado con tu trabajo.
Estoy seguro que te pagan bien, pero es una lástima que tengas que estar fuera de casa y lejos de tu familia tanto tiempo.PEs difícil imaginar que un hombre joven tenga que trabajar 70 horas a la semana para sobrevivir.
¡Que triste que te perdieras la presentación teatral de tu hija!
Continuó:
- Dejame decirte algo, Tomás, algo que me ha ayudado a mantener una buena perspectiva sobre mis prioridades.
Y entonces fue cuando empezó a explicar su teoría sobre las "mil bolitas".
- Mira, me senté un día e hice algo de aritmética. La persona promedio vive unos 75 años, algunos viven más y otros menos, pero en promedio, la gente vive unos 75 años.
Entonces multipliqué 75 años por 52 semanas por año y obtuve 3.900 que es la cantidad de sábados que la persona promedio habrá de tener en toda su vida.
- No te distraigas y sígueme, Tomás, que voy a la parte importante. Me tomó hasta que casi tenía 55 años pensar todo esto en detalle.
Continuó:
- Y para ese entonces, con mis 55 años, ¡¡ya había vivido más de 2.800 sábados!!
Me puse a pensar que si llegaba a los 75, solo me quedaban 1.000 sábados más que disfrutar.
Así que fui a una juguetería y compré todas las bolitas que tenían.
Tuve que visitar 3 tiendas para obtener 1.000 bolitas.
Las llevé a casa y las puse en una fuente de cristal transparente, junto a mi equipo de radio aficionado.
Yo seguía escuchando atentamente:
- Cada sábado, a partir de entonces, tomé una canica y la he tirado.
- Descubrí que al observar como disminuían las bolitas, me enfocaba más sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. No hay nada como ver cómo se te agota tu tiempo en la tierra, para ajustar y adaptar tus prioridades en la vida.
Ahora déjame decirte una última cosa antes que nos despidamos y lleve a mi bella esposa a desayunar...
Esta mañana, saqué la última canica de la fuente de cristal y entonces me di cuenta de que si vivo hasta el próximo sábado me habrá sido dado un poquito más de tiempo de vida y si hay algo que todos podemos usar, es un poco más de tiempo...
Me gustó estar en contacto contigo, Tomás, y espero que puedas estar más tiempo con tu familia.
Hasta pronto, se despide "el hombre de 75 años…"
Cambio y fuera, ¡Buen día!
Uno podría haber oído un alfiler caer al suelo en la banda cuando este amigo se desconectó.
Creo que nos dio a todos bastante para pensar.
Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde…
A tomar café corriendo porque estamos atrasados…
A comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto…
A salir del trabajo porque ya es la tarde…
A cenar rápido y dormir pesados sin haber vivido el día…
A esperar el día entero y oír en el teléfono: "hoy no puedo ir"…
A sonreír a las personas sin recibir una sonrisa de vuelta…
A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos…
A sentarnos en la fila 1 del cine y torcer un poco el cuello porque estaba lleno…
A mojarnos sólo los pies y sudar el resto del cuerpo porque la playa esta contaminada…
A pensar en el fin de semana porque el trabajo está duro…
A dormir todo el fin de semana porque siempre tenemos sueño atrasado…
Nos acostumbramos a ahorrar la vida..!!!
Que poco a poco, igual se gasta… y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.
Alguien dijo:
"La muerte esta tan segura de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja"
Si fuiste capaz de leer hasta acá, es posible que necesites releer alguna frase.
No importa si es el principio, y lo mejor es que todavía tienes tiempo, no importa cuanto, es el que tienes y cada día merece ser vivido sin ahorrar VIDA.

"Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes".Albert Einstein

jueves, 14 de abril de 2011

"El cuerpo grita...lo que la boca calla"

Amigos: incluyo este texto en el blog porque me interesa ésto de "lo que la boca calla". Estoy incursionando desde el año pasado en las enseñanzas de Lacan, psicoanalista francés, estructuralista que nos demuestra con su concepción del significante, que un sujeto emerge cuando dice -entre otras cosas- lo que le molesta.
Y en este texto están muchas de las cosas, de las afecciones de las que muchas personas se quejan. Claro, en cada una de ellas se pone en juego un sujeto singular. Qué quiero decir con ésto? Que, hasta donde creo entender, estas afecciones/enfermedades son significante sólo para el que lo dice y que sería material de un análisis, sólo así. Entonces, no generalicemos; no es para todos igual.
No sé si está clara la idea. Los invito a opinar.
Gracias
Reflexión de Nelson Torres, Doctor en Psiquiatría (UCV) y experto en Psico-neuro-inmunolinguistica PNIL en Venezuela:
"La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma". (Bach).
Muchas veces...
El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando te cansas de "vivir".
Y tus dolores callados? Cómo hablan en tu cuerpo?
La Enfermedad no es mala, te avisa que te estas equivocando de camino. Me parece bonito compartir este mensaje:
El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semáforos llamados AMIGOS, luces de precaución llamadas FAMILIA, y todo se logra si tienes: Una llanta de repuesto llamada DECISION, un potente motor llamado AMOR, un buen seguro llamado FE, abundante combustible llamado PACIENCIA, pero sobre todo un experto conductor llamado DIOS-

domingo, 10 de abril de 2011

Elogio a la mujer brava

Siempre digo que los hombres son más "categóricos" a la hora de decir las cosas: las llaman por su nombre con más facilidad que las mujeres. Este texto es un ejemplo de ello. Después de leer el título dirán que mi elección es obvia....pero elijo correr el riesgo.

"Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.
A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.
La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).
A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.
Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.
Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.
Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.
¡Vamos hombres, por esas mujeres bravas!
Oro por que mis 2 hijas sean de éste maravilloso grupo y encuentren hombres que sepan apreciar a esta clase de nuevas mujeres !!!"
                                                                                   Héctor Abad
Para quien no lo sepa, Héctor Abad nació en Colombia en 1958. Se recibió en Literatura Moderna en Italia. Regresa a Colombia en 1987 cuando un grupo paramilitar asesina a su padre (médico defensor de derechos humanos y fundador de la que ahora es la Facultad de Medicina). Vuelve a Italia por amenazas recibidas. Regresa en 1993 y en la actualidad reside en Bogotá.

jueves, 7 de abril de 2011

Sobre la vejez

Amigos: incluyo este texto porque aunque es de la línea de la Psicología social, es muy intersante la reflexión que realiza el autor.
por Alfredo Moffat
(Psicólogo.- Terapista de Crisis).
"La negación de la edad es una tontería. Yo tenía miedo a esta etapa que empieza después de los sesenta años.
Ahora, que más o menos estoy instalado en ella (tengo setenta y tres años), me doy cuenta que se me ha simplificado la vida, y la mayor parte de las cosas que antes me preocupaban, ahora creo que son boludeces, pero quedó lo esencial: el amor, los hijos, la justicia social, la solidaridad (y también el dulce de leche y la crema chantilly…)
Esta edad no está tan mal, el tema de la muerte siempre angustia, pero yo creía que iba a ser peor. Es una tontería hacerse el pendejo, fíjense si tuviera que ir al gimnasio, sería todo un laburo y no podría gozar de esto de hacerme el filósofo.
Cuando cumplí sesenta años hice una fiesta en la Escuela. Y dije: tengo dos caminos, o me convierto en un viejo sabio, o en un viejo pelotudo. Lo último me pareció aburrido. Cuando no asumís la edad, no gozás ni la una ni la otra.
El temor a la vejez hace que la ocultemos, que sea considerada como algo indigno, a ocultar en un geriátrico porque ya no servimos más.
Acá en la Argentina tenemos la cultura de Mirta Legrand, pobre Mirta, para conservar la juventud debe usar una máscara de cirugía y no está gozando de esa edad.
Cuando estuve en Estados Unidos había una actriz que había sido muy famosa, Bette Davis, que ya estaba muy viejita y tenía el rostro con las arrugas del tiempo. Era conductora y tenía un programa muy respetado, en el que podía decir cosas sabias, porque estaba cómoda en esa edad, era creíble.
También en Italia, estando en una plaza de Roma, pude ver que estaban todos los viejitos (los respetados nonos) jugando a las cartas y tomando Cinzano, con gran dignidad, y la gente iba a preguntarles cosas. El que vio la película casi hasta el final, sabe perfectamente cómo es, y puede avisarle a los otros cómo viene la mano de la vida.
Pero en la Argentina, cuando llegás a esta etapa, te meten en un geriátrico y no aprovechan la historia, que es necesaria para construir el futuro.
En el Amazonas no hay jubilación de viejos. Yo fui hace muchos años, de aventurero, con mochila y bolsa de dormir, y ahí estaban los viejitos de la tribu mirando el río Xingú que desemboca en el Amazonas. Y pensé: "Ahí está la biblioteca nacional"... Uno sabía de partos, otro de canoas, otro de plantas medicinales, a ellos los cuidaban mucho, porque eran los transmisores de la sabiduría, no había transmisión escrita (se moría el de las canoas y tenían que cruzar nadando…) Tenían una dignidad como los que vi en la India. Allí, en el proceso de vida, se respetan todas las etapas.
En estos países de la cultura occidental, tecnológica, donde lo que no es nuevo hay que tirarlo, lo mismo se hace con los seres humanos, y eso es una tontería. En la cultura norteamericana todos tienen que ser jóvenes y lindos.
Hay una etapa de la vida en que uno es niño, otra en que es joven, otra donde es adulto y otra donde es viejo. Nosotros atravesamos las cuatro etapas de la vida, si negamos una, vamos a tener problemas. Si se nos niega la infancia vamos a perder la creatividad, si se nos reprimió la adolescencia, vamos a perder la rebeldía.
Lo importante es seguir creciendo, es como pasar por distintas estaciones. En cada una hay que bajarse y tomar el otro tren (son las crisis evolutivas). Algunos se bajan en una y ahí se quedan, no siguen en el viaje de la vida.
Cuando no se transita uno de los pasajes evolutivos, se produce una perturbación. Si la niña no puede genitalizarse, queda en un vínculo infantil y no asume sus posibilidades de hacer pareja, es la hija que queda captada por un padre muy sometedor, tiene cuarenta años y vive con el padre. Pero no puede hacer pareja con el padre por el incesto y por la diferencia de edad, son dos mundos distintos. Lo mismo ocurre con el varón, cuando muere el padre, y la madre lo coloca en el rol del hombre de la casa. Ese adolescente empieza a desfasarse de su objeto sexual, que es una novia, y es el típico solterón, o se casa y tiene problemas, no se despegó de la madre.
La concentración urbana genera la familia nuclear: papá, mamá y uno o dos hijos, donde es tan pequeño el espacio, que no cabe el abuelo, va al geriátrico, después tienen que mandar al nieto a la guardería, pero ¿quiénes son los mejores cuidadores para el nieto? el abuelo y la abuela. ¿Qué mejor maestra jardinera que un abuelo o una abuela? Ambos están fuera de la producción, fuera de la tensión necesaria para la lucha cotidiana, ambos están en el mundo de lo imaginario...
En Santiago del Estero el tata viejo es un personaje muy importante. Es el que sabe la historia de la familia, transmite la información, los agüelos cuidan al gurí, las dos puntas de la vida se complementan.
En nuestro país la vejez está desvalorizada, los viejos son marginados, el cambio social fue tan brusco que su experiencia habla de una Argentina que perdimos, si terminan en el geriátrico, los tratan como chicos, los retan y los humillan, se deprimen y aparecen todas las enfermedades que tienen que ver con las bajas defensas.
En cambio, en las sociedades más sanas, esta es una época muy rica, porque es la de la reflexión, que es parecida al juego y la creatividad, pero ya después de haber visto la película entera y haberla entendido. Es como el que viajó mucho y ahora puede ver el panorama del viaje.
La última etapa es lo que se llama la senectud, que a veces tiene un deterioro grave, neuronal, de las funciones mentales. De todas maneras, el final del proceso de la vida, que es la muerte, es un tema negado en nuestra cultura. El final, la agonía, a veces tiene características traumáticas, como algunos partos, al inicio. Los humanos somos todos de la tribu de los "Uterumbas", porque vamos del útero a la tumba.
Se puede estar en "Pichón" cuando era anciano, él decía: “la muerte está tan lejos como grande sea la esperanza que construimos”, el tema es la construcción de la esperanza. ¿Cómo la podés construir?, si esa historia tiene sentido y se arroja adelante como esperanza. Padres que no le tienen miedo a la muerte hacen hijos que no le tienen miedo a la vida. (Pichon Riviere-psiquiatra)".
                                                                           

martes, 5 de abril de 2011

Homenaje a una gran mujer

Incluyo esta entrada porque la historia que relata es maravillosa. Hay muchas mujeres ejemplares. Ésta es una de ellas-


Mar. 08 2011
por Alfredo Leuco

Un siglo de mujer

El año pasado le hablé de la doctora Eugenia Sacerdote de Lustig. ¿Se acuerda? Varios oyentes me pidieron que volviera a contar su historia en homenaje al día de la mujer. Ella se hizo famosa entre comillas cuando la línea 80 la nombró pasajera ilustre y le dio un pase de por vida. Era un premio a su constancia de viajar todos los días en ese colectivo a su trabajo como jefa de investigación del Instituto de Oncología Angel Roffo. Por aquel entonces, la venerable mujer tenía 90 años. Esa anécdota ciudadana disparó la curiosidad de los medios y muchos conocimos la vida ejemplar de la doctora Eugenia. Su esfuerzo, su sacrificio cotidiano de lucha. Nos enteramos que esta señora que podría ser la abuela de cualquiera de nosotros, con el cabello totalmente blanco y que andaba lento como perdonando al viento tiene en su guardapolvo de investigadora a su orgullo mas grande. Después fue declarada ciudadana ilustre de Buenos Aires e inmigrante ilustre del Piamonte, la patria chica de Italia donde dejó parte de su familia. La doctora desciende de los barcos como tantos argentinos. Tenía 25 años y una hija en sus brazos que cumplió un año en plena travesía en el medio del océano. Llegó al puerto con sus valijas de cartón y con la esperanza de construir una nueva vida en un país libre y democrático, lejos del fascismo de Mussolini que manchaba su tierra querida. Mientras aprendía a cantar y a bailar el tango, se dedicó a combatir otros males tan terribles como el totalitarismo del Duce: enfrentó la peor epidemia de polio que tuvo la Argentina antes de que se descubriera la vacuna Salk. Y como si esto fuera poco le declaró la guerra científica al Mal de Alzheimer y el cáncer. Ese maldito cáncer, tal vez como revancha le fue erosionando la vista. Sus ojos comenzaron a nublarse hasta la ceguera absoluta. Por eso dejó de viajar en colectivo y ella, tan corajuda, empezó a tenerle miedo a los escalones que es lo imprevisto que sube o que baja. Pero una remisería vecina la empezó a llevar de aquí para allá, porque ella es un tesoro de todos que todos tenemos que cuidar. Tenía 90 años y seguía cumpliendo con su vocación y obligación. Dirigía a los jóvenes biólogos en su análisis del transplante neuronal en las ratas de laboratorio. Era admirable su cargo de investigadora del Conicet. La doctora Eugenia recibió el premio Hipócrates que es la más alta distinción que un médico puede recibir en nuestro país y eso no la transformó en mármol ni en bronce. Se mantuvo de carne y hueso y ni siquiera se volvió formal o aburrida. Era la más chistosa del trabajo. La encargada de celebrar los cumpleaños de sus compañeros, de homenajear la vida compartiendo al mediodía una porción de tarta y una mandarina de postre.La Nona sabia inoculó en la sangre torrentosa de sus hijos y nietos el amor por la educación, la excelencia y la honradez. Ella sigue estudiando aún hoy que tiene, escuche bien por favor, aun hoy, que tiene 100 años. Esta maravilla de la humanidad tiene dos adicciones: los libros y la quesería donde compra los manjares que la acercan a su infancia como la mozzarella de Búfalo o el delicioso mascarpone. A los 100 años, la doctora Eugenia, mezcla milagrosa de neuronas y sensibilidad solidaria es considerada una reina madre por sus discípulos. Ella que fue discípula de Bernardo Houssay, uno de nuestros premio Nóbel. Es una pachamama que cruza los genes italianos con los judíos y protege todo lo que toca.No se enoja nunca. Sonríe siempre. Dice que esa es su formula para cumplir un siglo en paz y armonía con todos. Esta orgullosa porque fue reconocida como “Prócer de la medicina bicentenaria”, un diploma de honor, que le entregó otro oncólogo honesto como ella, el ex presidente de Uruguay, Tabare Vázquez. Hoy la doctora Eugenia tiene 9 nietos y solo se lamenta que la ceguera no le haya permitido conocer la cara de sus 4 bisnietos. Escucha radio y tiene un software que le lee los diarios. Ella insiste en que está ciega. Sin embargo yo tengo la sospecha de que su mirada va mucho mas allá de lo que uno puede suponer. Mira con cerebro y con el alma. Es un siglo de mujer y orgullo.

De un argentino en Bolivia

Incluyo esta carta de lectores del Diario El Cordillerano, porque nos ayuda a pensar un poco acerca de "la solidaridad bien entendida empieza por casa"
Opinión - Cartas de lectores
Martes, 22 de Marzo de 2011 01:37
Leo y veo asiduamente los medios argentinos; por un contrato laboral resido en Bolivia desde hace un año y medio. Aunque no lo crean, les cuento que para residir en Bolivia es necesario contar con pasaporte, aunque no sea necesario para ingresar a este territorio, el certificado de Interpol tarda 3 meses, por lo que cuando pagás para "el objeto determinado", y no tenés un "gestor", perdés 3 veces lo pagado, ya que el "objeto..." dura 30 días.
El trámite por un año, con gestor - porque sin gestor es imposible -, cuesta unos 600 dólares. Cuando se vence hay que hacer todos los trámites de nuevo y es por dos años, cuesta unos 700 dólares. Al vencer hay que hacer el de tres años, y recién el de radicación definitiva (o sea luego de 6 años), que dura... lo que dura el vencimiento del pasaporte y luego hacerlo de nuevo. ¿Entendieron no?, no hablo de EE.UU, hablo de la Bolivia de Evo. Cada vez que viajas al exterior hay que pagar 10 dólares (por ser extranjero), no hay atención médica gratuita para ningún extranjero, ni educación pública, ni nada parecido, en cuanto levantas la voz te dicen, con todas las letras: "UD. ES EXTRANJERO", aunque estés residiendo en forma permanente, si no tenes un padrino ningún banco te presta ni un centavo, ni siquiera te abre una cuenta, por cualquier cosa te sacan fotocopia del documento, solo porque sos extranjero (parece una utopia, pero aquí el discriminado es "el blanco", te sentís como un bolita en Argentina, aunque con muchos menos Derechos.
Es importante que los argentinos sepamos que los giles del continente somos nosotros, en ningún país de la región te dan facilidades para que te quedes, salvo en nuestro querido país, y ni se te ocurra tratar de quedarte con un terreno en forma ilegal, porque podes terminar muerto o preso. Compañeros míos de Siemens vivieron situaciones similares en Brasil y en Chile. Cada país cuida y defiende a sus ciudadanos, menos el nuestro, que posterga a los propios en beneficio ajeno.
Nosotros los Argentinos, siempre somos más papistas que el papa, tenemos mal entendido el uso de los Derechos Humanos, confundimos el orden y el apego a la Ley con la Represión, seguramente tenga que ver con nuestro pasado nefasto de los milicos, pero después de 30 años de Democracia deberíamos comenzar a respetar a las autoridades policiales, a las instituciones y a los gobernantes, cualquiera sea su signo político, si queremos alguna vez ser un país en serio, sino terminaremos en una anarquía al mejor estilo de una República bananera.
Un abrazo y sigan adelante, Argentina debe abrirle las puertas al mundo como lo ha hecho a lo largo de su historia, pero con condiciones razonables que exijan antecedentes policiales y judiciales, trabajo asegurado, certificado de salud y no abrir indiscriminadamente las puertas para el ingreso de indigentes y en algunos casos hasta delincuentes. Esto no es xenofobia, entiéndase bien, esto es defensa de la Soberanía Nacional y del trabajo nacional, no se puede permitir que una veintena de personas ingresen de Perú sin inconvenientes ninguno en nuestras oficinas de Migraciones, a pesar de ser ex convictos en su país o cientos que vienen de Bolivia y Paraguay se instalan dos o tres meses en casas de parientes o paisanos, se operan en hospitales públicos de la Capital, a costa del esfuerzo de nuestra sociedad porteña, que ya no sólo banca a los conciudadanos del GBA, sino a todos los hermanos Sudamericanos que tengan ganas de venir aquí.
Solidaridad sí, boludismo no

Lic. Carlos Alberto Alderete
SIEMENS POWER LATINOAMERICA
PD.: Obviamente ya no somos un país generoso, más bien somos un país de imbéciles