miércoles, 20 de abril de 2011

Las TIC en la escuela

“El avance de las NTIC contribuyó de un modo decisivo para poner en evidencia la crisis de la escuela”
Entrevista a Paula Sibilia
Argentina, reside en Brasil y es profesora de Comunicación, Universidad Federal Fluminense. Autora de El hombre postorgánico: cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales (2005) y La intimidad como espectáculo (2008).
El 2 de mayo, en el marco del Encuentro de Educación, Comunicación, Información y el Libro estará al frente de la conferencia La escuela en un mundo hiperconectado: ¿redes en vez de muros?
— Paula, usted estará en el día de apertura del Encuentro de Educación, ¿qué tópicos recorrerá en su presentación?
Mi intención es poner en discusión las condiciones que llevaron a la crisis de la escuela, a partir de una perspectiva histórica o “genealógica”, que permita enfocar especialmente la propuesta original de esa institución típicamente moderna. Esa función prioritaria era la producción de ciertos tipos de cuerpos y subjetividades, construidos -con cotidiana minuciosidad y bajo una serie de reglas muy bien estructuradas- para que fueran útiles y productivos en determinado tipo de sociedad. Ese proyecto tenía, por tanto, un fuerte e indudable sentido histórico. Lo que esta perspectiva permite pensar es que las condiciones que determinaron la invención de la escuela han cambiado. Por eso, no sorprende constatar que los cuerpos y subjetividades de los niños y jóvenes de hoy en día son “incompatibles” con las tecnologías escolares. Sin embargo, esta constatación abre muchas más preguntas que respuestas, y yo creo que ambas son igualmente urgentes.
— La inserción de las NTIC es imparable en la sociedad, ¿cómo deben implementarse en la educación?
Ésa es una pregunta que para mí todavía no tiene respuestas claras, pero creo que es importantísimo debatir esa cuestión para intentar formularla de la mejor manera posible. Se trata de uno de los interrogantes más fundamentales del momento, que deberemos resolver con cierta urgencia y de cuya respuesta dependerá nuestro futuro como sociedad. Una duda que merece ser indagada es que, quizás, no haya integración posible entre las nuevas tecnologías de comunicación y la institución escolar. Tal vez los cambios que están cristalizando actualmente en nuestra cultura, potencializados por la diseminación de los dispositivos digitales de comunicación e información, sean tan profundos que imposibiliten la continuidad de las estructuras sociales más antiguas que heredamos del proyecto moderno original, como es el caso del colegio. Quizás la transformación que todo esto implica lleve a reformular la educación de un modo tan radical que pondrá en jaque a la escuela, de un modo todavía más profundo que la crisis que hemos visto hasta ahora. Por eso me interesa tanto pensar esta cuestión, y discutirla con quienes están más directamente involucrados en esos procesos, sobre todo los maestros y los alumnos.
— Las generaciones nativas de internet manejan estas herramientas con facilidad, en cambio las anteriores tienen mayores dificultades y deben “aprender” a utilizarlas. ¿Cómo cambia esto la figura del educador?, ¿qué estrategias recomienda utilizar a los educadores ante este cambio?
No tengo recomendaciones de estrategias concretas para los educadores en lo que se refiere al uso de las nuevas herramientas; en cambio, subrayaría la necesidad de pensar por qué todo esto está sucediendo, cuáles son exactamente esas diferencias generacionales y por qué se han pronunciado en los últimos años. Creo que a partir de esas reflexiones podrían surgir pistas para entender de un modo más profundo qué es lo que está ocurriendo; y, a partir de esa comprensión, esbozar estrategias de acción más amplias y contundentes para dominar la nueva situación.
— Para usted, ¿las redes sociales reconfiguran el esquema tradicional de la comunicación?
Creo que el auge actual de las redes sociales constituye un indicio de que ciertas cosas han cambiado bastante en nuestra cultura. Esas transformaciones afectan a las maneras de relacionarnos unos con otros, con el tiempo y el espacio, con el trabajo y los demás ámbitos de la existencia, y también con nosotros mismos. De modo que los nuevos usos de las redes de comunicación evidencian cambios no sólo en la esfera de la sociabilidad sino también en el plano más básico de la subjetividad: ya no somos como solíamos ser. Eso significa que los sujetos del siglo XXI se construyen a sí mismos y juzgan a los demás de otras maneras, priorizando otros valores y características, cada vez más distantes de aquellos que eran privilegiados en el siglo XIX y buena parte del XX. Esto se nota especialmente entre los niños y jóvenes, pero no solamente entre ellos, y tampoco únicamente en función de las nuevas tecnologías, aunque estos dispositivos puedan ayudarnos a comprender mejor en qué consisten dichas transformaciones.
- El avance de las NTIC genera múltiples consecuencias, ¿cuáles considera que son las más importantes?
Lo que más me interesa de ese avance es que contribuyó de un modo decisivo para poner en evidencia la crisis de la escuela, aunque está claro que no lo ha provocado. El origen de ese derrumbe es anterior y sus motivos son mucho más complejos, múltiples e inclusive contradictorios, pues abarcan diversos factores no sólo técnicos sino también socioculturales, políticos y económicos que empezaron a desencadenarse en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la veloz popularización de los aparatos de comunicación móvil durante la última década ha revelado la pérdida de eficacia de las “instituciones de confinamiento”, que tuvieron su auge durante los siglos XIX y XX, entre las cuales la escuela ocupaba un lugar privilegiado. Es probable que el ambiguo placer de la conexión permanente y la necesidad de construirse a sí mismo como un personaje visible, todo eso propulsado por el espíritu empresarial y el “culto a la performance” que movilizan al mundo contemporáneo, estén desafiando de un modo irreversible a los anticuados mecanismos de encierro, con sus normas estrictas o sus usos rigurosos del tiempo y del espacio. Por eso, la pregunta por el futuro de la escuela es primordial si queremos comprender hacia dónde nos dirigimos como sociedad.
— Durante la Feria del Libro de Buenos Aires de 2008 presentó La intimidad como espectáculo, ¿cómo recuerda aquella visita?
En esa ocasión presenté algunos de los argumentos desarrollados en mi libro La intimidad como espectáculo, con la intención de reflexionar sobre el intenso deseo de visibilidad y celebridad que caracteriza a la sociedad contemporánea. Las discusiones fueron muy interesantes y, a partir de ese momento, me he concentrado en investigar algunos desdoblamientos de esa problemática, presentes de modo embrionario en aquel ensayo. Uno de los ejes principales de esas cuestiones que me siguen preocupando se refiere a los tipos de cuerpos y subjetividades que se construyen actualmente, destacando el papel de los medios de comunicación en dichas transformaciones, especialmente de las tecnologías digitales que permiten la conexión permanente e interactiva de un modo cada vez más “naturalizado” en nuestra cultura.

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