viernes, 2 de abril de 2010

Viernes Santo: la muerte de Jesús

Señor: cuando leo tu Pasión en la Palabra, lloro sin consuelo.
¿Quién soy yo para merecer tu sacrifico, tu dolor, tus heridas, tu llaga? Cargaste mi Cruz pesada. Aliviás mi existencia cada día.
¿Qué hice yo para que sufrieras por mí? Tantas veces me equivoqué a sabiendas, no te escuché, te ignoré, te desobedecí, te falté el respeto, te desafié…
Sin embargo, tu infinita Misericordia me abriga cada instante. En tu Gracia estoy salvada. Perdón Jesús.
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La cruz se convirtió en el símbolo de los cristianos cuando la cargó Jesús. Hagamos de la generosidad y el auxilio a los que sufren, la Cruz que cambie nuestras vidas en nuestro camino hacia Él.

1 comentario:

maría luisa dijo...

Estupenda tu entrada María Teresa,manifiesta la sabiduría del que se humilla y la esperanza del misericordioso.
Cristo nos ama y nos ha perdonado por la fuerza su sangre derramada en la Cruz.No temamos negarnos a nosotros mismos, asumir nuestra cruz y seguirlo.La CRUZ es fuente de vida...