viernes, 18 de junio de 2010

Querido papá:

La vida es un viaje que muchas veces termina para los padres antes que para los hijos. Cuando terminó el tuyo, y como mamá ya no estaba, me sentí huérfana. Desvaliniento, indefensión, desprotección fueron los tristes sentimientos que me embargaron.
Pero, siempre me acuerdo de pequeñas cosas que autenticaron nuestra relación:
tenía 4-5 años
- aún estabas en actividad, y cuando volvías del cuartel te desataba los cordones de a poco, para sacarte los borcegos y sumergieras los pies en agua con sal
- me sentaba en mi sillita al lado tuyo, mientras limpiabas la moto en el balcón
- hice casitas con trocitos de maderas que me dabas, mientras fabricabas algún mueble. Y después las pintamos de rojo y azul.
- me llevabas alzada por la estación, para no perder el tren, cuando íbamos a casa de tía Amalia.
Cuando iba a la escuela primaria me ayudabas con los dibujos. Todavía recuerdo la casita lacustre y el rascacielos que dibujaste y pintaste porque no encontré figuritas en el Billiken.  Y los domingos a la tarde salíamos a caminar por calle Corrientes.
"La culpa de los padres la pagarán los hijos" y tu desencuentro con mamá fue una sentencia para nosotros y por un tiempo, nos visitabas dos o tres veces por año. Por ésto la adolescencia me pegó duro.
Cuando murió Omar, mucha gente me ayudó, pero vos fuiste mi sostén.
Podría reprocharte muchas cosas pero por suerte no tengo memoria. Prefiero decir que soy mandona  y  ordenada  porque lo heredé de vos. Cuando endulzo mi desayuno con chúker, recuerdo tu diabetes, y hasta podría bancármela si yo también la tuviera, pensando que la heredo de vos.
Se acerca el Día del Padre...se me estruja el corazón. Te quiero papá.

1 comentario:

María Luisa dijo...

Has con-movido mis emociones y mis recuerdos.Hermoso y sincero homenaje a tu padre.Aún recuerdo el día que le dabas el último adiós.Bendiciones Ma.Teresa.Estás siempre presente en mi memoria y en mi corazón. Besos :María Luisa